viernes, 8 de junio de 2012
A vuela pluma, el pájaro quedó desnudo
Mi voz ardiente grita
un silencio mal administrado.
Mis palabras son fuego. Mi mirada,
un desierto helado
Odiame, pero al menos dime que me odias.
Mis recuerdos están salpicados de cristales rotos
de la amargura del whisky por despecho,
de la absurdez de los amaneceres solitarios,
de la dulzura de la sangre que emana de un corazón roto
Quiereme, pero al menos cállate lo que sientes
Por primera vez voy a dejar de temer a la oscuridad
que produce la sombra que sigue tus pasos.
or primera vez voy a ser libre, como un pájaro
que, a vuela pluma, al fin quedó desnudo
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