miércoles, 24 de julio de 2019
Memorándum para noches en vela
Mi corazón, arrítmico,
agnóstico de lo humano
herido de lo divino,
arde con una llama azul
tibia, como el propano.
Tiraniza la razón,
el muy hijo de puta
en plena guerra civil
de aullidos diastólicos
contra silencios sistólicos,
no atiende a la razón
es poco democrático.
Mi corazón, ebrio
se resiente entre dolores
cansado de los escalofríos
que electrocutan cada latido
de los doscientos amores
no correspondidos.
Mi corazón, remendado,
se queja en otras lenguas,
mientras bombea con la fuerza
de un millón de tormentas.
Mi corazón, canalla,
se encabrita y protesta
cuando suena aquella balada.
Es un hijo de perra,
con la memoria herida
y un par de facturas en fontanería,
pero sigue dando batalla.
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