miércoles, 30 de agosto de 2023

La luz

Se aleja el abismo

cómo si fuera la eternidad

resumida en un atisbo.

A lo lejos, 

aúlla de rabia un Dios primitivo, 

al saber en ese instante,

que ha sido vencido.


Atrás queda el recuerdo

de un corazón retorcido,

de otro amanecer desvanecido.


Y en el cielo,

una estrella comprende de repente,

que su luz es intermitente,

pero que su brillo,

guía los pasos del destino.




miércoles, 24 de julio de 2019

Memorándum para noches en vela


Mi corazón, arrítmico,
agnóstico de lo humano
herido de lo divino,
arde con una llama azul
tibia, como el propano.

Tiraniza la razón,
el muy hijo de puta
en plena guerra civil
de aullidos diastólicos
contra silencios sistólicos,
no atiende a la razón
es poco democrático.

Mi corazón, ebrio
se resiente entre dolores
cansado de los escalofríos
que electrocutan cada latido
de los doscientos amores
no correspondidos.

Mi corazón, remendado,
se queja en otras lenguas,
mientras bombea con la fuerza
de un millón de tormentas.

Mi corazón, canalla,
se encabrita y protesta
cuando suena aquella balada.
Es un hijo de perra,
con la memoria herida
y un par de facturas en fontanería,
pero sigue dando batalla.












martes, 7 de febrero de 2017

El hotel solitario al final de la carretera junto a la playa, en una noche de tormenta

No creo que nadie lea ya estas palabras, pero aún así, el viaje ha sido maravilloso.

Todo lo vivido, cada segundo ha merecido la pena. 

4 continentes recorridos, un orgasmo en cada uno de ellos. 

El tacto de diferentes mujeres en lunas distintas... la música de madrugada. 

Los abrazos tan diferentes, con personas entre sí tan distantes.

Las risas ahogadas, las carcajadas reprimidas. 

El tacto de la arena fría en los piés en las playas del norte y del sur. 

Las miradas cómplices de cariño. 

Paola, Ana, y sus clases de amor sincero. 

Los bailes en sótanos centroeuropeos, el carraspear de la furgoneta por la carretera.

Los viajes en tren con un par de libros

Las lágrimas solitarias conduciendo entre dos ciudades. 

Budapest, Liverpool, Sucre, Beijing, el Este chungo de Berlín, las afueras de Buenos Aires. 

El helado de limón, la pasta fría, la tarta de manzana de mi madre y su sonrisa

La mirada de mi padre

El amor a prueba de huracanes de mi hermana. 

Dar clase en una Universidad y descubrir que te encanta

Las noches psicotrópicas entre el gentío anónimo de los festivales

La música de Noel Gallagher en las tardes oscuras. 

El rugby 

... cada centímetro recorrido, a veces con un destino marcado, a veces sin rumbo fijo

sábado, 25 de junio de 2016

La jugada del destino

Recorro tu piel con un zumbido
Que se entreteje en mis pupilas
como la red de una tela de araña.
Me recuerda entre abrazos y mimos
que el permanecer entre el sueño y el vilo
da sentido a todo lo vivido
cuando me dice sin prisas al oído
sin mas testigo que nuestras sábanas
simplemente susurrando con ternura:
“me encantas”.

Y sin quererlo, sonrío.
Y mis emociones se ponen a bailar
con el resto de mis sentidos.
¿Dónde se había escondido?
la punzada helada que recorre 
en sentido ascendente
como un relámpago desde tus pies 
hasta el centro mi frente

Y caducan las horas
pero apenas importa,
mientras el tiempo deje huella 
entre los pliegues de tu ropa.

jueves, 7 de mayo de 2015

Poesía indómita

Un aullido rebelde,
descarado,
arañando la incertidumbre
escuece entre las manos
llenas de herrumbre...
...y decrece
el cuarto menguante de la luna,
se asoma al balcón de tu boca hirviente
un murmullo que abruma
entre la espuma de un mar atormentado
apabullando los días pasados
que se desploman con forma de serpiente
entre la hojarasca del calendario
de unos meses olvidados
en el pretérito perfecto de tus abrazos.



miércoles, 14 de enero de 2015

Jamás

Entre un rugido feroz,
se masculla un suspiro,
entrecortado por mi voz,
llega a mis oídos
como un trueno mudo
el replicar de tu voz ardiente
y viva.
Me dice que jamás me rinda.

Se estrella la noche contra
el final de tus ojos,
y se prende entre las tinieblas,
un abrazo lejano y dividido.
Me recuerdas con tu voz
que jamás en la vida olvide
que sigo jodidamente vivo.

Y te miro con deseo
sintiendo mil emociones
inyectadas directamente en vena.
Agarro tu piel contra mi piel
y elimino cualquier espacio
entre nuestros cuerpos.
Te arrimas y me dices,
que nunca jamás permita
que al mirar con hambre a la vida
y zarpar a comernos el mundo
nos saciemos.