Enrocado,
más bien...
absurdamente perdido.
Cuasi derrotado,
eticamente envilecido,
atentamente trastocado,
retornadamente sombrío.
Furia color vino tinto,
desmoralizante anécdota
de invierno frío.
Solo de contrabajo
en una mañana fría.
Miel en los labios
lágrimas en las heridas.
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