Recuerdo aquellos tiempos
de guantes y bufanda en el botellón.
Recuerdo esto mientras despego
mis huevos cocidos de la cheslón.
El infierno llama fuerte
porque en Churra tiene su puerta,
no sé en que jodido momento
me vine a vivir a la huerta.
No tengo aire acondicionado
porque mi casero es un cabrón.
Aquí tenemos más fuego
que en una canción de reguetón.
Al menos el gallo de mi vecino
ha debido morir de una insolación.
Lo mejor es que con este tiempo
se ahorran la incineración.
Aquí no hay solución
Para mantener el calor a raya.
Únicamente ir a Melilla
y saltar por encima de la valla
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