Si me preguntaran cuál es el peor sentimiento que puede sentir el hombre (no en sentido genérico, sino masculino), respondería, sin pensarlo un momento, la incertidumbre. La incertidumbre es una mano invisible que te agarra del cuello y te asfixia lentamente. La incertidumbre es un sentimiento macabro, cruel y repartido en pequeñas dosis pero de forma constante. Podría afirmar sin miedo a equivocarme, que la incertidumbre es el peor de los males, sobre todo si lo combinas con amor.
Porque amar a alguien, y no saber si es recíproco, o peor, amar con locura y que el opuesto esté vacunado a tus delirios, es una sensación recalcitrante. Como pequeñas gotas de ácido cayendo en un corazón ya de por sí herido.
Antes las cosas eran diferentes. Probábamos suerte, esperábamos, y recibíamos nuestra respuesta en un tiempo más o menos prudencial (o no recibíamos respuesta nunca). Pero siempre quedaba la duda de "¿le habrá llegado mi mensaje?". Pero ahora todo es distinto. Ahora tenemos móviles y tenemos Facebook y Twitter, y móviles que tienen ambas cosas. También tenemos la peor medicina para la locura de un hombre, que es el Whatsapp, y su obsceno mensaje de "Última vez conectado". No hay peor sensación de la de mandar un mensaje y ver como la persona aparece en línea y segundos después se vuelve a desconectar sin darte una respuesta. Lo peor, es que queda la evindencia de tu fracaso con tres palabras que penetran en tu alma como cuchillos calientes "Ultima vez conectado". Tocado y hundido.
La gran broma de todo esto es que tenemos la falsa apariencia de que somos libres. Libres para decidir qué ropa ponernos, libres para decidir qué amigos tenemos, si queremos beber alcohol o no, si queremos ser raperos, modernos o bohemios. Somos libres para elegir qué libros leer, qué carrera estudiar y qué ideas políticas cultivar. Pero lo más gracioso de todo esto, es que es una gran mentira orquestada por nuestra mente para hacernos creer que disfrutamos de un albedrío personal que simplemente no existe. No somos libres mientras haya otra persona que monopoliza nuestros pensamientos. Estamos simplemente encadenados a ella y lo peor esque nos atormentamos intentando averiguar si esa cadena seguirá allí o se romperá. Y eso, es la incertidumbre. La cruda y cruel incertidumbre.
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